domingo, 31 de enero de 2016

Siempre

Enero, 15, 2016
Extraño a mamá a cada instante. Pienso qué me hubiera dicho al contarle los proyectos que tengo. Imagino lo orgullosa que estaría contándolo a todos los que la escuchaban. Y es ahí cuando tengo la prueba de su eternidad. Me levanto a la mañana, miro por la ventana de la cocina y allí la veo a ella, manifestándose, florecida, alegre, casi advirtiendo su sonrisa en los malvones rosa que alguna vez, emocionada por ver cómo crecía mi casa, me regaló.
Después, abro el placard y me encuentro con ropa que me hizo, que me reformó y me habla. Ayer, encuentro un palazzo de seda que, alguna vez, había decido que me lo acortara. Lo veo y pienso: "qué pena que me lo acortó". Le reviso el dobladillo y veo que me lo había subido. Y la escucho: "Yo sabía que cuando lo quisieras alargar, te ibas a arrepentir! Tomá! Bajalo!" Me provoca risa. Casi que la escucho.
Y estás ahí.
Así elijo duelarte TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA.
Así te despido.
Así te reencuentro todos los días.
Agradezco a Dios y a la Virgen por haber hecho el milagro de que vos y yo nos cruzáramos en este plano.
Te amo, mamá, para siempre!!!
PD: sentada, escribiendo en la cocina escucho desde el living: "Má! Dónde estás? "Acá, hijo!", respondo. En ese momento vuelvo a mi realidad, a mi eternidad, a mi milagro. Me emociono hasta las lágrimas y vuelvo a agradecer.
Hoy es un día que vale la pena vivir en gracia y alegría.
Gracias totales!